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lunes, 28 de julio de 2008

Pueblo de Dios, "La sonrisa de Gabriel"

En una fresca tarde del mes de mayo, en el balcón de nuestra residencia en la ciudad de Caguas, tuvimos una muy agradable conversación con un joven seminarista de 25 años y de sonrisa espléndida que responde al nombre de Gabriel Cecilio Figueroa Pomales.

“Soy un joven que ha tenido un llamado que realmente no esperaba, pero que con mucha alegría lo ha aceptado”.

Es necesario preguntarte, ¿cuál ha sido este llamado, Gabriel? “Es la invitación que Dios me ha hecho para estar donde El quiere que yo viva la felicidad de un modo específico, con alegría y con la disposición de entregar lo mejor de mí a todo el mundo. Ha sido un llamado a la vida religiosa”.
Gabriel es el menor de tres hermanos. Nació en la ciudad de Humacao pero se crió en el pueblo de Naguabo con la familia materna; sus estudios primarios y secundarios los realizó en este mismo municipio por el cual siente un amor profundo.

Acercándonos un poco más a ese llamado que Dios te ha hecho, ¿cómo defines la vocación? “Es un llamado a vivir la felicidad, la santidad, pero de una manera específica, a través de un estado de vida propio para tí por el cual vas a llegar a esa felicidad”.

Gabriel creció en una parroquia diocesana en su querido Naguabo (Diócesis de Caguas), es allí donde conoce, por medio del padre Jorge Cardona, el programa de discernimiento vocacional Pre-Seminario, conocido hoy como Programa “Remar Mar Adentro”, el cual invita a los jóvenes interesados a iniciar una experiencia de discernimiento vocacional durante un fin de semana al mes por espacio de un año.

“Después de un tiempo y tras aclarar muchas inquietudes comprendí la importancia de darle un espacio a Dios para saber qué es lo que El quiere para uno, y acepté la invitación del padre Jorge. Dentro del proceso comencé a descubrir lo bonito e interesante de la vida sacerdotal y empezó a formarse en mí una gran inquietud, comencé a considerar ser sacerdote”; en el momento en que nos comenta esto se dibuja una gran sonrisa en el ya alegre rostro de Gabriel.

El nos señala que a lo largo del proceso en que continúa su discernimiento y conoce distintas congregaciones religiosas por medio del programa Pre-Seminario, entiende que es la vida religiosa en comunidad la que más le llama la atención.

“La vida en comunidad es la que he practicado toda mi vida, con mi propia familia que ha sido mi primera fraternidad. Con ellos aprendí a afrontar los problemas. No simplemente decir yo puedo, sino que realmente cuento con personas que me ayudan y para las cuales yo también puedo ser instrumento de ayuda y juntos salir adelante. No conocía bien lo que era la vida religiosa pero sí conocía lo que era vivir en fraternidad”.

Es en este programa de discernimiento donde conoces la Orden de Frailes Menores Capuchinos? ¿Qué te motivó a interesarte por ellos?

“Una tarde Fray José Antonio Cruz, ofm cap. nos visitó para hablarnos del carisma de la orden y de la espiritualidad franciscana. Me llamó mucho la atención ver lo contento que estaba él de ser quien era. Me gustó el compromiso que tienen con su orden y carisma, el orgullo que sienten por el uso del hábito como signo de eso que han profesado. Recuerdo que después de su charla, en la cual hice como 20,000 preguntas para conocer un poco más, regresé a casa con mucha paz y alegría de haber encontrado una opción para vivir lo que estaba sintiendo”.


¿Te decidiste esa misma tarde por los capuchinos?, preguntamos.

“No, al final de todo el proceso de pre-seminario es cuando hablo con padre Cardona y le digo que me interesa la vida en fraternidad. Aunque me llamaba la atención el carisma de los Capuchinos pasó un poco más de tiempo antes de acercarme a ellos. Comencé a buscar información adicional de ellos, el carisma, la espiritualidad... Y recuerdo que me salían hasta en la televisión, con el programa de fray Jimmy Casellas en Teleoro, luego la película de San Francisco; bueno, fue todo un bombardeo de la vida franciscana capuchina. Luego, en el periódico El Visitante, aparece información sobre un retiro vocacional que realizarían y rápido les llamé. La acogida fue inmediata; con ellos encontré, a medida que compartía más, que me sentía a gusto, y que era el carisma con el cual me identificaba”.

Gabriel, tu sonrisa es reflejo de tu alegría, sabemos que pronto inicias una nueva etapa dentro de tu formación, pero nos gustaría que nos hablaras brevemente de la que todavía estás viviendo.
“En la cual estoy actualmente es la que se conoce como postulantado, esta es una etapa en la cual el candidato comienza a vivir con los frailes para ir conociendo cuál es su estilo de vida diario y de igual manera para que los frailes conozcan al joven; se realizan o completan unos estudios universitarios, y se tiene también un proceso de preparación dirigido a la formación humana y cristiana.”

¿Cómo es un día en la vida de Gabriel?

“¡Chévere!, me levanto bien temprano, a las 5:00 de la mañana. A las 6:15 tenemos las meditaciones y a las 6:45 empezamos los Laudes para luego tener el desayuno todos juntos y compartir en la mesa, y después tenemos nuestro tiempo de estudio en la universidad. Regreso a completar algunas cosas, ya sea de la universidad o de la casa; en la tarde, a las 5:15, tenemos las vísperas para luego ir a cenar todos juntos, y es un compartir muy lindo que se da porque cada uno trae las vivencias del día y conversamos con alegría. Una vez terminada la cena continuamos compartiendo un rato más antes de la Misa, que es diaria, y luego estoy una hora estudiando, hasta las 9:15 que tenemos las completas. Al terminar tenemos otro ratito de compartir fraterno hablando o viendo las noticias para luego retirarnos a dormir”.
Aunque hay un horario y una estructura, Gabriel nos asegura que no lo hace porque sea una rutina o por obligación, sino porque es parte de él; de su experiencia y vida en fraternidad lo cual le llena y satisface grandemente y le hace sentir en familia.

¿Qué ha sido lo más difícil en tu proceso de formación hasta ahora?

“Lo más difícil... (se le escapa una carcajada); bueno, muchas veces hacemos algo que a nuestro modo nos funciona y está bien, pero luego cuando entras a la vida religiosa y empiezas a tener esa primera experiencia de lo que sería el voto de obediencia, que no es exactamente hacer lo que el Superior te indique, sino que es estar dispuesto a hacer todo lo que sea necesario... y puede ser que tú tengas en mente hacerlo de una manera pero realmente hay que hacerlo de otra. Esto fue lo que más difícil se me hizo aceptar y entender, que la obediencia es poner tu corazón en ese mandato y petición que te hace tu hermano Superior y hacerlo con entrega y amor.”

Ahora bien, ¿que sería lo más gratificante que has vivido? “Sin dudas ha sido el haber encontrado mi vocación para vivir esa felicidad a la que Dios me ha llamado”.

Háblanos un poquito de la etapa que vas a comenzar próximamente, sabemos que vas a viajar a México...

“Sí, empezaré el noviciado en la ciudad de Puebla en México. El noviciado es esta etapa en la que empiezo a definirme como Capuchino, me llamaría ya Fray Gabriel y usaría el hábito; estudiaría la historia de la Orden Capuchina, sus constituciones, sus reglas. El noviciado tiene una duración de un año y en este tiempo estaría realizando posiblemente diferentes apostolados”.

Gabriel, siempre nos gusta hacer esta pregunta, y ya para finalizar nuestra entrevista te la haremos, ¿con cuál personaje bíblico o con qué santo te identificas? Luego de regalarnos otra sincera sonrisa nos dice inmediatamente: “Si fuera yo ha identificarme con un discípulo de Cristo es con Santa Teresita del Niño Jesús, claro que no es Clarisa ni Capuchina, pero me identifico con su manera de vivir la vida, porque simplemente vivió con sencillez y amor lo que es ser cristiano. En las cosas simples del diario vivir logró alcanzar la alegría, la felicidad, la santidad.”

Sencillez y amor, dos virtudes que entre otras vive este joven puertorriqueño que nuestro Señor, en su infinita Misericordia ha llamado, así como hace con todos nosotros.
El testimonio de Gabriel, la sencillez y el amor que refleja son una invitación clara para que vivamos nuestra vocación con gran alegría y para que no nos cansemos de regalarle nuestra mejor sonrisa al Todopoderoso a través de nuestros hermanos.

***Al momento de esta publicación nuestro querido Gabriel se encuentra viviendo la experiencia del noviciado en México, tal y como nos había explicado. Hoy día porta el hábito de los Capuchinos que tanto llamó su atención y responde al nombre de Fray Cecilio.

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