Bienvenidos al Pueblo de Dios

miércoles, 30 de julio de 2008

Pueblo de Dios, "¡Duc In Altum! ¹"

“ Remando Juntos Mar Adentro”

Ray y Awilda nos recibieron en su hogar con la cálida acogida que siempre brindan a su prójimo y con la que nos honran desde que nos conocimos hace ya un año.

Una vez nos invitaron a la sala de su residencia, Yermaliz y yo nos dimos cuenta de su gusto por los faros. Todavía recuerdo haber visto una hermosa lámpara en forma de faro, algunos cuadros y otras figuras alusivas. Para nosotros fue espontáneo expresarles nuestra curiosidad y, aunque quizás fue obvia nuestra pregunta, su respuesta fue un testimonio fiel del amor y la fe que existe en sus corazones. ¿Les gustan los faros?, pregunté. “Nos encantan”, responde Awilda con una franca sonrisa. “Para nosotros el faro es un signo de Jesucristo; El es el faro por excelencia, la guía que nos alumbra y traza la ruta de nuestras vidas”. Ubicados luego en el comedor de su hogar nuestra entrevista se desarrolló en una deliciosa conversación.

¿Quiénes son Ray y Awilda?

Tras mirarse brevemente a los ojos y como si con sus ojos se hablaran, lo cual es cierto, Ray nos responde: “Somos Ray y Awilda, esposos, contamos con 38 años de casados, 6 hijos, 5 nietos, en adición que están nuestras madres con vida². Nosotros somos también eso, somos nuestra familia”.

“Además de esposos, somos amigos”, añade Awilda. “Ser amigos es algo muy importante. Estamos muy comprometidos el uno con el otro; siempre luchamos por comunicarnos abiertamente y cuidar nuestra privacidad”. “Somos un matrimonio luchador”, nos dicen a la vez mientras sonríen.

Awilda y Ray nos contaron que se conocieron en un baile, en el cumpleaños de una amiga de Awilda al que Ray asistió con unos amigos. “Cuando me dí cuenta de la presencia de Awilda hablé con mis amigos y les dije que no la sacaran a bailar porque sería yo quien la sacaría”. ¿Así que todo comenzó bailando?, dice Yermaliz, lo que nos hace reír a todos al recordar con esta frase una canción.

Awilda nos confirmó que así comenzó una relación de amigos donde seguían compartiendo en fiestas de amistades y actividades hasta que llegó el momento en que en la escuela Ray le preguntó si quería ser su novia. ¡Por fín!, dijimos Yermaliz y yo a la vez, a lo que Awilda inmediatamente nos dijo: “Un momento, que lo hice sufrir un poquito, porque él pensaba que yo le contestaría enseguida y no fue así”, se ríen. “Un poquito nada más”, dice Ray. Tras cinco años de noviazgo Ray y Awilda contrajeron matrimonio. “Después de casarnos yo seguí estudiando y poco a poco fueron llegando los hijos”, nos dice Awilda.

Basados en su experiencia nos definen la vocación como “algo con lo que se nace porque Dios ya lo ha puesto en el corazón de cada uno y que se va descubriendo y cultivando durante el crecimiento”. “Es esa inclinación, ese interés a un estilo de vida que te hará feliz”. “El matrimonio es una verdadera vocación. Así como los valores tú los vives y los cultivas. Cuando una pareja se casa hace un pacto con El Señor; en nuestro caso entendimos que el matrimonio sería un estado de vida que viviríamos siempre, no cargarlo, vivirlo. No nos casamos nosotros dos nada más, nos casamos tres, porque nos casamos con El Señor”, añade Ray.

Nuestros amigos entienden que no todos están llamados a vivir la vocación del matrimonio, por lo que es importante descubrir la propia vocación que les permita sentirse bien y realizados. “Cuando conocemos personas que se van a casar por presiones familiares, intereses económicos u otras razones que no son el amor y el entender el matrimonio como una vocación, y van con la idea de que al primer inconveniente van a salir corriendo, Ray y yo les decimos que si parten de esa idea lo mejor es que no se casen, pues comienzan con una idea equivocada. Si se casan, que no lo hagan por lo católico para que no dañen el sacramento porque están partiendo de que no van a luchar”, nos aclara Awilda.
En una ocasión nos comentaron de una crisis económica que atravesaron, ¿ha sido esto lo más difícil que les ha tocado vivir en su matrimonio?

Brevemente ambos se miran y Ray nos dice: “Definitivamente sí. Nosotros estuvimos muy bien económicamente, tuvimos un negocio, vehículos, casa, todo eso. Después del huracán Hugo todo fue cayendo, los clientes se fueron a la quiebra, otros desaparecieron; eso nos estremeció. Perdimos la que era la casa de nuestros sueños, perdimos los autos; prácticamente perdimos todo”.

Esta situación los llevó a ambos a verse sin empleo, sin recursos económicos y a mudarse a casa de la madre de Awilda. “Surgieron muchas cosas”, dice Ray. “Fue un momento difícil pero había algo muy importante y es que nosotros estábamos unidos, aquello podía ser muy triste pero estábamos seguros de que El Señor estaba con nosotros en todo momento”. Fue una gran sacudida pero más grande aún fue reafirmar su fe en Aquél que nunca falla.

Una anécdota que recuerdan es que a los dos años de estar viviendo en casa de la madre de Awilda reciben la noticia de que les nacería su sexto hijo. “Al principio sentí preocupación porque la situación en la que estábamos no era la más cómoda. Cuando Ray llegó de trabajar ese día en que el médico me había visto, me dice: ¿Qué te dijeron? Y yo le dije: Pues, que estoy en cinta. El me contestó: Yo me lo imaginaba.” Acto seguido, Ray añade: “Yo le dije, ¿sabes qué? Eso es lo más grande y bonito que nos ha sucedido porque es motivo para nosotros levantarnos; en estos momentos difíciles es motivo para seguir luchando por nosotros y nuestra familia”.

Después de esta anécdota tan esperanzadora y llena de amor y fidelidad es inevitable preguntarles: ¿Qué ha sido la más gratificante en su matrimonio?

Awilda toma la palabra: “Fíjate, para nosotros el llegar Encuentro Matrimonial³ a nuestras vidas a los once años de casados, porque a partir de esta experiencia comenzamos a vivir verdaderamente nuestro matrimonio. Nos dimos cuenta de la importancia de este sacramento, entendimos que nos escogimos el uno al otro por amor; aprendimos a conocernos mejor, a aceptarnos, a conocer cuáles son nuestros sentimientos ante las situaciones; que Dios pone este sacramento en nuestras manos para que lo administremos, lo cultivemos y vivamos, porque el sacramento no se carga, se vive”.

Luego de haber servido con entrega y compromiso en diferentes posiciones en este movimiento, a lo largo de casi tres décadas, actualmente Ray y Awilda continúan dando de sí, siendo servidores del Fin de Semana de Encuentro Matrimonial, y colaborando como formadores, orientadores y acompañantes de otros matrimonios servidores.

Awilda, ¿cómo comparas la vocación matrimonial con la sacerdotal?

“El sacerdote se casa con la Iglesia, como nosotros lo hacemos con nuestro cónyuge. Tanto él como nosotros estamos llamados a la fidelidad, al amor, a la comunicación abierta y sincera”. Por su parte, Ray nos comenta: “El Matrimonio y el Orden Sacerdotal o religioso son sacramentos de vocación; en el caso de los dos estamos llamados a servirle al Señor”.

Cuando les preguntamos si existe algún personaje bíblico o del santoral que les inspire o motive como matrimonio a ser fieles a la fe, a ser fieles el uno con el otro, la respuesta no se hace esperar. Awilda, visiblemente emocionada, nos dijo: “Siempre, quien me inspira ante las dificultades es la historia de Job; esta historia fortalece mi fe. Job perdió una cosa, perdió otra y otra, y permaneció fiel. Nosotros hemos tenido nuestras pérdidas y nunca hemos renegado ni nos hemos alejado. Es una gran inspiración”.

Siempre encontramos una sonrisa en sus rostros que contagia, que nos hace pensar que disfrutan mucho la vida. ¿Qué cosas disfrutan juntos?, preguntamos. Mirándose con una ternura casi indescriptible y tomándose de las manos nos comparten que disfrutan mucho las reuniones y actividades sociales de Encuentro Matrimonial; cada vez que bailan juntos; les llena de gran satisfacción reunirse en su hogar con todos sus hijos y nietos y disfrutar de su compañía, compartir con otros matrimonios y amistades. Nos aseguran que procuran disfrutar todo lo que hacen y su vida de Iglesia, el servicio, la Eucaristía...

Conversar con Ray y Awilda es una verdadera bendición, en sus palabras siempre se encuentran respuestas que nutren la fe de quien las escucha pues brotan de su corazón.

Surgen de la entrega amorosa, de la humildad, del servicio. Nacen de una experiencia real de amor y fidelidad a Dios; de la respuesta afirmativa al llamado que el Señor les ha hecho de subir a su barca y remar mar adentro, sin temores y confiados, porque El mismo es Faro que les ilumina y traza la ruta de sus vidas.
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1. ¡Remar mar adentro!
2. La madre de Awilda partió con el Señor el día 9 de enero de 2008.
3. Movimiento de la Iglesia Católica a nivel mundial que llegó a Puerto Rico en 1974. Está dirigido a matrimonios que desean mejorar su relación y para sacerdotes, religiosos y religiosas que desean revitalizar su relación con su gente.

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