Nos alegra grandemente saludarles a todos en este nuevo año que El Señor nos ha regalado y en el cual derrama para nosotros sus abundantes bendiciones.
Celebremos porque no es simplemente un año más como a veces escuchamos decir, sino porque es un Año Nuevo, nuevo amigos, como nuevo es el amanecer de cada día, como el saludo de cada mañana a nuestros seres queridos y amistades, nuevo como es el amor de Dios en nuestras vidas, nuevo, nuevo, siempre nuevo.
Es el nuevo año una maravillosa oportunidad que nos da El Señor para reconciliarnos con El y con nuestro prójimo, para acercarnos con gozo y esperanza a nuestra Iglesia, para trazarnos nuevas metas y dar continuidad a aquellas en las que seguimos perseverando, es tiempo para reflexionar profundamente en las cosas y experiencias importantes de la vida; la fe, el amor, el servicio, entre otras.
Amigos del Pueblo de Dios, nuestra invitación en este nuevo año que comenzamos es que dejemos todo en la presencia de Dios, que todo cuanto vivamos sea para su gloria y que el Espíritu Santo purifique todo lo que será santo, bello y bueno.
¡Muchas Felicidades!
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