Jesús, eterno redentor y sumo sacerdote,
te pedimos que llames a los jóvenes a tu servicio como sacerdotes, religiosos y religiosas.
Que sean inspirados por la entrega de sacerdotes, hermanos y hermanas.
Brinda a sus padres generosidad y confianza en ti y en sus hijos,
para que sus hijos e hijas puedan elegir su vocación con sabiduría y libertad.
Señor, tú nos dijiste: “La cosecha es mucha y los obreros son pocos.
Rueguen, pues al dueño de la cosecha, que envíe obreros a su cosecha”.
Te pedimos que nos haga saber la vocación a la que nos llamas.
Te pedimos especialmente por quienes son llamados a ser sacerdotes,
hermanos o hermanas; por quienes ya has llamado,
por quienes sigues llamando ahora y por quienes llamarás en el futuro.
Que sean receptivos y respondan a tu llamado a servir a tu pueblo.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Redentor,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
por los siglos de los siglos. Amén.
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