Saludos en la Alegría de Cristo Resucitado.
Durante estos días nos mantenemos entre graduaciones, Primeras Comuniones, y una que otra confirmación. Unos, son sacramentos importantísimos en nuestro desarrollo como cristianos. Entre los otros se encuentra la satisfacción por el esfuerzo realizado durante algún tiempo considerable en nuestras vidas y que hoy vemos reflejarse en un éxito académico.
Ante estas actividades de una vida cotidiana vemos este domingo la Solemnidad de la Ascensión del Señor. Esta Solemnidad que marca el punto culminante de la Pascua y nos invita a varias actitudes en nuestra vida. Jesús después de su Resurrección caminó un tiempo entre los suyos pero después ascendió al cielo, desde donde provenía, para estar allí sentado a la derecha de Dios Padre para tomar parte en su gloria del cielo e interceder por nosotros.
Podemos comparar la alegría de una Primera Comunión, Confirmación, Graduación o incluso el paso de un curso con la alegría y regocijo que provoca la Ascensión del Señor. Así como Cristo se levantó triunfante de la muerte, resucitó y ascendió al cielo, así mismo podemos ver el esfuerzo de nuestro trabajo, nuestra unión con Cristo en la Eucaristía y nuestro sí al Señor en la Confirmación.
Pero más que todo lo que nos debe alegrar y esperanzar es, que así como Cristo subió al cielo, así seremos nosotros también llevados junto al Padre Celestial.
Durante estos días nos mantenemos entre graduaciones, Primeras Comuniones, y una que otra confirmación. Unos, son sacramentos importantísimos en nuestro desarrollo como cristianos. Entre los otros se encuentra la satisfacción por el esfuerzo realizado durante algún tiempo considerable en nuestras vidas y que hoy vemos reflejarse en un éxito académico.
Ante estas actividades de una vida cotidiana vemos este domingo la Solemnidad de la Ascensión del Señor. Esta Solemnidad que marca el punto culminante de la Pascua y nos invita a varias actitudes en nuestra vida. Jesús después de su Resurrección caminó un tiempo entre los suyos pero después ascendió al cielo, desde donde provenía, para estar allí sentado a la derecha de Dios Padre para tomar parte en su gloria del cielo e interceder por nosotros.
Podemos comparar la alegría de una Primera Comunión, Confirmación, Graduación o incluso el paso de un curso con la alegría y regocijo que provoca la Ascensión del Señor. Así como Cristo se levantó triunfante de la muerte, resucitó y ascendió al cielo, así mismo podemos ver el esfuerzo de nuestro trabajo, nuestra unión con Cristo en la Eucaristía y nuestro sí al Señor en la Confirmación.
Pero más que todo lo que nos debe alegrar y esperanzar es, que así como Cristo subió al cielo, así seremos nosotros también llevados junto al Padre Celestial.
